1. Peligro de accidentes. El andador permite al niño moverse con mucha velocidad, hasta 1 metro por segundo. Eso puede ser muy peligroso, ya que basta un pequeño objeto en el suelo para trabar una de las ruedas, frenarla y hacer que el niño se caiga. Lo peor es que, generalmente, la cabeza es la primera en golpearse en el suelo, causando un trauma cráneo encefálico que puede ser grave.
2. No permite el desarrollo adecuado de los músculos y tendones. Los niños que usan los andadores tradicionales logran deslizarse por el ambiente con un pequeño empujón de la punta de los pies sobre el suelo. Esto imposibilita el desarrollo y la adecuada estructuración de los músculos y tendones que, generalmente, sucede a partir del momento en que el niño comienza a caminar.
3. Retrasa el desarrollo de la marcha. Esta probado que los bebés que utilizan un andador tardan más en caminar. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, el andador no hace que el niño camine más rápido. Más bien retrasa. Precisamente porque impide que los músculos y tendones se formen de manera estructurada y adecuada. Y esta estructuración sólo es posible con los movimientos naturales del aprendizaje de los primeros pasos.
Enseñe a su niño a dar los pasos adecuados en la vida.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.