1 . Deshágase de los pensamientos que le producen tensión, aunque sea por unos minutos. Cuando tenemos un problema, no paramos de pensar en ello. Así que trate de desviar conscientemente ese pensamiento. ¿Cómo? ¡Ocupando su mente con otra cosa que usted elija! Vea una película o un programa que le guste. Juegue con sus hijos. Organice el ropero. Cuide el jardín. Vaya de compras. En fin, deje de pensar conscientemente. El inconsciente, que no para nunca, trabajará sus pensamientos por usted en este periodo.
2 . Busque un buen amigo(a). En momentos de angustia, tener a alguien que escuche lo que estamos sintiendo es fundamental. Alguien con quien usted pueda abrirse de verdad y decir lo que piensa. Todo. Por eso, busque a alguien que sepa escuchar sin juzgarlo(a). Después escuche lo que su amigo(a) tenga que decir.
3 . Cuide su apariencia exterior. ¡Sí! No es superfluo. Cuando estamos angustiados, el verse bien, con el cabello peinado, las uñas bien hechas o una ropa que se vea bonita nos hace sentir mejor y eso puede ayudar. Mírese en el espejo y siéntase bien. El aspecto exterior puede dar fuerza a su «apariencia» interior.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.