Muchos creen que sí. Y muchos están seguros de que no.
¡Vamos a ver quién tiene la razón! La mucosa que recubre la garganta tiene un mecanismo de defensa muy poderoso. Cada día, entramos en contacto con todo tipo de microorganismos, principalmente bacterias y virus. Y esto ocurre en las más diversas situaciones. Por ejemplo: una persona estornuda o tiene un ataque de tos dentro de un ascensor. Inmediatamente la puerta se abre y usted entra y respira ese aire que puede estar lleno de partículas virales que van directamente a su garganta. ¡Listo! Eso es suficiente para accionar la defensa local. Uno de los mecanismos de protección esta en los cilios que cubren las células.
Cuando se produce enfriamiento demasiado agudo, ya sea por la temperatura ambiente o porque comemos algo muy frío, este mecanismo de defensa puede disminuir un poco y los agentes virales y bacterianos pueden aprovechar la oportunidad para atacarnos. Solo que esto no se da así en todas las personas. Algunos son más susceptibles al frío. Otros menos. Por lo tanto, ¡unos pueden darse el lujo de tomar cosas frías y otros no!
¿Y por qué los médicos recetan helados a los que operan de las amígdalas?
La cirugía de extirpación de las amígdalas produce una inflamación, hinchazón y dolor en el lugar en donde antes estaban estas. Sin infección. Y el «hielo» es un excelente anti-inflamatorio y analgésico, por lo que mejora las condiciones locales y el dolor. Pero en lugar de chupar hielo, es mucho más sabroso comerse un helado, ¿no es así?
Averigüe si usted es el tipo que puede tomar todo el frío que quiera o no. Estar informado nos ayuda a pensar y decidir qué es lo mejor para una vida más sana y más placentera.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.