La deficiencia de vitamina K es común en el recién nacido debido a que la función de su hígado es todavía inmadura y hay un bajo paso de vitamina K a través de la placenta o la leche de la mamá. Si no se le aplica al bebé vitamina K al nacer, corre el riesgo de que sufra una hemorragia por deficiencia de vitamina K.
Esta hemorragia se presenta en la primer semana de vida, tanto en la piel, como en el estómago, intestinos y cerebro. Para prevenir esta complicación, se administra al bebé vitamina K1 (0.5 a 1 mg intramuscular) al nacer.

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