Tener fe es mucho más que simplemente «creer». Tener fe es creer con plena convicción. Todas las religiones predican la importancia de creer de manera positiva y con convicción. Por lo tanto, la fe es esperanza. Y tener esperanza con absoluta certeza nos ayuda mucho en momentos de debilidad, sobre todo cuando tenemos que enfrentar una enfermedad.
Nuestro cuerpo funciona armónicamente. Cada sistema tiene su función específica. El respiratorio transporta el oxígeno a la sangre, el corazón impulsa la sangre y permite que todas las células «respiren». El sistema digestivo alimenta, el sistema locomotor nos permite caminar por todas partes y los órganos de los sentidos como la visión, nos permite ver todos los colores de este mundo. Un pequeño ejemplo de lo «mágica» que es la vida. Todos nuestros órganos y sistemas tienen la misma importancia. Uno depende del trabajo de otro. Y el «comandante» de todo esto es el cerebro, que organiza absolutamente todo. La ciencia ha investigado y descubierto muchas cosas importantes sobre el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso. Pero aún quedan mucho por aclarar…muchísimo.
¡La fe y la ciencia van juntas! Los estudios científicos actuales muestran que las personas que tienen fe son más propensas a enfrentar positivamente las enfermedades. Incluso las enfermedades más graves como el cáncer. Es muy posible que el cerebro y el sistema inmunológico de las personas que tienen fe son estimulados de una manera positiva, produciendo defensas más eficaces.
El pensamiento positivo, con fe, con esperanza y con la certeza de que todo saldrá bien es clave en todos los momentos de la vida. Tenga fe y crea. ¡Es bueno para el cuerpo y aún mejor para el alma!
¿Usted tiene fe?

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.