Todo el tiempo escuchamos que las grasas hacen daño, que el exceso de carbohidratos engorda, que el sedentarismo nos acorta la vida, etc. Sin embargo, a la hora de enfrentarnos a un plato de picante mixto o en un churrasco, no podemos resistirnos y lo comemos todo. Es también más cómodo llegar a casa a ver televisión o leer un rato, en vez de salir a hacer ejercicio. Pero no podemos seguir comiendo hacia la muerte, porque es verdad, nuestro estilo de vida nos está matando. Necesitamos hacer un cambio en nuestras vidas ya.
No podemos esperar a que lo que esté mal en nuestro cuerpo lo arregle el médico con algún medicamento, rehusando a realizar cambios a esa forma de vida que nos ha llevado a estar enfermo. Por otro lado, los médicos todavía seguimos actuando de manera patriarcal, como si lo supiéramos todo, como si fuéramos la persona que está ahí para arreglarlo todo, prescribiendo medicamentos y no educando.
¿Qué necesitamos para hacer un alto en nuestras vidas, ver qué está pasando y comenzar a asumir nuestra responsabilidad por la forma en que vivimos? ¿Será que la única manera de cambiar es cuando llega la enfermedad? ¿Por qué no prevenir?
Lo invito a comenzar a hacer 30 minutos de caminata al día, cinco veces a la semana. A comer de forma equilibrada y con moderación, dando preferencias a las verduras y frutas. Estos simples cambios pueden prevenir enfermedades como la diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades del corazón, etc.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.