Todo comienza con ese zumbido típico paseando por nuestros oídos. Es una señal de que los mosquitos están por ahí y se aprestan a atacar. Otros insectos son más silenciosos y no avisan, simplemente llegan y pican. A veces no se siente nada al principio, pero después…comienza la picazón y aparecen «ronchas» en la piel. Y si tiene algún tipo de alergia aparecen lesiones más grandes que se hinchan y pueden propagarse.

La picazón puede ser muy intensa e incómoda. Y el acto de rascarse puede provocar una herida en la piel que se puede contaminar con bacterias. Es así que aumenta la inflamación y la zona se vuelve dolorosa…y lo que comenzó con una simple picadura de un insecto, se hace una lesión mayor, infectada y con pus.

Para evitar este proceso lo mejor que puede hacer es no rascarse. Difícil, ¿no?. Aquí van algunos consejos para disminuir la intensidad y los efectos de la picazón.

Haga una compresa de manzanilla fría. La manzanilla es relajante y curativa. Prepare una infusión de manzanilla y déjela en el refrigerador. Cuando este bien fría viértalo a un paño suave y colóquelo sobre la picadura. Como tarda un poco en hacer efecto, mientras tanto ponga un poco de hielo o algún objeto bien frío sobre la lesión.

NUNCA se rasque con las uñas, ni use otros objetos. Utilice un paño suave o la palma de la mano, de esa manera, es menor la posibilidad de dañar la piel .

Vaya al médico si las lesiones se extienden o infectan. Hay medicamentos específicos.

Los insectos pican y comienzan una lesión en la piel, pero somos nosotros quienes empeoramos las cosas…¡simplemente por rascarnos!