El problema de comer en la calle es que muchos de los puestos de venta de comida funcionan en malas condiciones de higiene, no tienen agua potable, exhiben los alimentos sin ninguna protección que impida que el medio ambiente los contamine y no acatan las reglas mínimas de salubridad, como respetar la cadena de frío. Por lo general, los vendedores no utilizan guantes y, sin lavarse las manos, tocan la comida, reciben la plata con la que paga la gente y hacen limpieza. Y, se desconoce el origen y la calidad de los productos usados.
Un ejemplo claro es la manipulación de la carne. Cuando colocan la carne en superficies que no están limpias, la agarran con las manos sin asear y que están en constante contacto con dinero. De igual forma influye el almacenamiento a temperaturas no adecuadas. Recordemos que las temperaturas preferidas por las bacterias van de los 5 a los 60 grados centígrados.
Todos esos aspectos pueden llevar a que el consumidor se contagie de algunas enfermedades como por ser gastroenteritis (la más común), hepatitis, salmonelosis, amebiasis, colitis, cólera y tuberculosis, entre otras. Y, en casos extremos, la muerte.
Si va a comer en la calle, le recomiendo lo siguiente:
1. Revise bien la cadena de frío. Si el puesto no tiene un refrigerador para conservar la carne, aléjese.
2. Mire dónde y cómo se lavan las manos los vendedores y revise que lo hagan con jabón, porque un simple enjuague no elimina las bacterias. Revise también cómo lavan los utensilios.
3. El vendedor debe usar guantes para manipular los alimentos. Y un gorro en el pelo. Que tenga uñas cortadas, limpias y sin esmalte. Que no use anillos. Nada de esto es opcional.
4. Observe bien el aceite en el que preparan la comida. Si parece recalentado, absténgase. Cuando el aceite es muy reutilizado produce nitritos que en el cuerpo forman metahemoglobina (muy dañina para la salud).
Las personas que venden comida en la calle, generalmente viven de lo que venden, y este post no intenta que la gente nunca coma en la calle o perjudicar a los vendedores, pero debe haber una salida para proteger al consumidor y que no proliferen las enfermedades.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.