Hay que ver la alegría y la «velocidad» de un niño de diez u once meses cuando está gateando.
Es una fase de conquista del espacio. La curiosidad le hace moverse, “hurgar” en todas las esquinas de la casa, abrir cajones o armarios, sacar los objetos que hay adentro, darse la vuelta y meter cosas a la boca.
Ellos no tienen miedo, porque no tienen ninguna sensación de peligro. Gatear es un deporte extremo para los bebés, por lo que un adulto debe estar siempre vigilando. El riesgo de accidentes en esta etapa es muy grande.
Por eso, los medicamentos y productos de limpieza deben almacenarse lejos del alcance de ellos. Los cables, enchufes, vasos de vidrio, etc… pueden convertirse en una trampa. La casa debe estar preparada para un bebé que gatea.
El desarrollo motor de los bebés comienza por la cabeza y va en una secuencia hasta los pies.
Es más o menos así: a los 3 meses la cabeza debe estar firme, alrededor de los 7 meses deberían poder sentarse solitos, a los 9 meses empezar a gatear y caminar con 1 año.
El gatear es muy importante para los bebés. Pero no es imprescindible pasar por esta fase. Algunos bebés tienen una forma muy especial de conquista de su espacio: rodando, girando, moviéndose a un lado, arrastrándose sin doblar las piernas… cada uno encuentra su camino. ¡Lo importante es salir del lugar y explorar el mundo!
Son curiosos, se mueven, exploran el espacio a su alrededor, conocer cada rincón escondido. ¿Ven cómo los bebés también nos enseñan a vivir?

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.