1. Prepare su noche de sueño durante el día. Empiece evitando la cafeína: café, té, chocolate y algunos refrescos. Muchas personas son más sensibles a la estimulación de la cafeína. Cene ligero: evite alimentos fritos y no coma demasiado. Media hora antes de acostarse tome un vaso de leche caliente o una taza de té de manzanilla.

2. Haga ejercicios físicos de manera regular. Los ejercicios de alivian el estrés y activan la circulación, promueven un mejor funcionamiento de las células, órganos y sistemas. El cuerpo se relaja más cuando está en forma.

3. Acuéstese siempre a la misma hora. Establezca una rutina y sígala todos los días: después de la cena, nada de pensar sobre los problemas o en las miles de cosas por hacer al día siguiente. Un buen consejo: escriba lo que tiene que hacer en un papel. Así no se olvidará de nada y disminuirá su preocupación. Tome un baño tibio o caliente. Vea una película o programa que no sea de mucho suspenso o tensión. Lea un libro, escuche música. Relájese.

4. ¿Se despierta de madruga? ¿No puede volverse a dormir? Haga lo siguiente: Vea que ni el ruido, el calor o el frío estén interfiriendo con su sueño. Permanezca en la cama, con los ojos cerrados, pensando en algo muy bonito y tranquilo. Relaje sus pensamientos y su cuerpo. ¿Ya pasaron cuarenta minutos y nada? ¡no insista! No adelanta irritarse o estar dando vueltas en la cama. Levántese, vaya a sentarse al sofá y empiece a leer un libro, escuchar una canción o hacer algo que relaje su mente. Ahí es muy posible que su sueño le visite de nuevo…déjelo entrar, vuelva a la cama y aproveche su descanso.

Relajarse y soñar es siempre bueno, sea en dormido o despierto.