Nuestro cuerpo tiene muchas defensas naturales. Nuestro estómago no podría ser diferente. Y es que ingerimos tantas veces alimentos que, de una u otra manera, están contaminados. Por ejemplo cuando comemos una manzana sin lavarla. El estómago produce ácido para facilitar la digestión de algunos nutrientes y también para defendernos, ya que elimina los microorganismos que se mezclan con los alimentos. Cuando algo nos hace daño, es porque ha sido lo suficientemente «fuerte» como para vencer la barrera gástrica.

Imagínese a la mucosa que recubre el estómago y está constantemente en contacto con este ácido. Para poder aguantar los ácidos debe ser muy fuerte, ¿no le parece?

Pero en algunos casos esta mucosa puede inflamarse. Esto es lo que llamamos gastritis. Pueden causar gastritis algunos medicamentos como los analgésicos o antinflamatorios o la ingesta de bebidas alcoholicas. Como consecuencia: la mucosa inflamada se vuelve más sensible al medio ácido. Por eso duele como una quemazón, sobre todo en la parte superior del abdomen, lo que normalmente llamamos «boca del estómago». También puede dar náuseas o vómitos.

Hay algunos alimentos que pueden empeorar los síntomas: cafeína, frituras, frutas ácidas, algunas especias y las bebidas carbonatadas como las gaseosas.

La buena noticia es que hay tratamiento y es muy eficaz.