La hipertensión, o presión sanguínea alta, es una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares que, con el tiempo, pueden producir la muerte. La hipertensión aumenta de manera importante el riesgo de que las personas sufran un ataque cardiaco, un derrame o una falla renal; se le da el nombre de “asesino silencioso” porque la gente con presión alta puede no tener ningún síntoma. La sangre, a medida que circula por los vasos sanguíneos, ejerce una fuerza sobre las paredes de las arterias. Esta fuerza es la que se denomina presión sanguínea o presión arterial. La medida de la presión sanguínea incluye dos mediciones y se escribe, por ejemplo, como 120/80 mm Hg. El primer número es la presión sistólica, o sea la presión sanguínea a medida que el corazón se contrae. El segundo número es la presión diastólica, que representa la presión cuando el corazón reposa entre contracciones. Hipertensión sucede cuando la presión sanguínea sube por encima de los niveles normales. La presión sanguínea normal es de menos de 120/80 mm Hg. Si una persona tiene la presión sistólica entre 120 a 139 mm Hg o la presión diastólica entre 80 a 89 mm Hg, entonces se la considera como “prehipertensa”. Si  la presión sanguínea es de 140/90 mm Hg  de manera constante, se considera que tiene hipertensión.

En los Bolivia, existen miles de personas adultas que sufren de hipertensión. La cantidad de personas que tienen hipertensión va subiendo a medida que aumentan los años.

Pero, ¿cuál es la causa de la hipertensión? Sabemos que hay dos tipos de hipertensión: primaria (esencial) y secundaria. La mayoría de los hipertensos padecen del tipo primaria. Aunque se  desconoce la causa de la hipertensión primaria o esencial, se sabe que hay aspectos hereditarios y ambientales, tales como consumir mucha sal, tener exceso de peso, fumar e ingerir bebidas alcoholicas en exceso, que son factores contribuyentes. Las hormonas producidas por los riñones y en los vasos sanguíneos desempeñan un papel importante en el comienzo y continuación de la hipertensión primaria. La hipertensión secundaria ocurre cuando se presentan otras enfermedades, tales como la insuficiencia renal y ciertos trastornos hormonales, tales como el síndrome de Cushing. La hipertensión secundaria también puede ser causada por hormonas esteroideas que se empleen para tratar otras enfermedades.

Aunque la hipertensión primaria no tiene cura, hay más de 80 medicamentos distintos para disminuir la presión alta. Los medicamentos en la mayoría de los casos se recetan conjuntamente con un cambio en el estilo de vida. Según la causa, hay circunstancias en las que la hipertensión puede ser curada por cirugía o por medicamentos que afecten hormonas específicas en el cuerpo.

Cuando se realiza el diagnóstico de hipertensión por parte del médico, la persona que lo padece puede controlarla con medicamentos y cambios en su estilo de vida. A partir de ese momento es importante revisarse la presión en casa de manera periódica para saber qué efecto está teniendo el tratamiento. El objetivo es reducir la presión sistólica a menos de 140 mm Hg y reducir la diastólica a menos de 90 mm Hg. Cuando se padece de diabetes o de enfermedad de los riñones, la meta debe ser reducir su presión a menos de 130/80 mm Hg.

Hay ciertas cambios que se pueden realizar para mejorar el estilo de vida y mantener una presión arterial normal:

• Mantener un peso saludable (índice de masa corporal de 19 a 24.9).

• Disminuir la cantidad de grasa saturada y grasa total en la alimentación. Comer frutas, verduras y productos lácteos de poca grasa.

• Reducir la sal en las comidas.

• Mantener una actividad física (por ej., caminar rápido) de por lo menos 30 minutos al día, casi todos los días de la semana.

• Limitar la ingesta de alcohol (Los hombres deben limitarse a 2 copas por día y las mujeres y personas de bajo peso limitarse a 1 copa por día).