Generalmente usamos el índice de masa corporal (IMC) como parámetro para diagnosticar o definir la obesidad. El IMC es la relación entre el peso corporal y la altura. Si el IMC es de 30 ó más, se considera obesidad. Si el IMC está entre 25 y 29,9, se considera sobrepeso.
Cuando una persona padece de obesidad tiene un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Sin embargo, es importante dejar claro que no todas las personas con obesidad tendrán diabetes, y que tampoco todas las personas con diabetes tipo 2 tienen obesidad. Aproximadamente un 15% de las personas con diabetes tipo 2 tienen un peso normal y más o menos un 33% de las personas con obesidad nunca tendrán diabetes.
Lo que pasa es que la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina. Una situación en la que el páncreas todavía produce insulina, pero las células del cuerpo no pueden responder a esta. Es decir, el sobrepeso genera que el cuerpo tenga resistencia a la insulina, esta resistencia hace que el páncreas reaccione produciendo más insulina. Como la insulina es una hormona anabólica por excelencia, hace que las personas estén más predispuestas a subir de peso y, a mayor peso, mayor resistencia a la insulina. Todo un círculo vicioso. Esta situación, a la larga, lleva a la elevación de los niveles de azúcar en la sangre puesto que, en última instancia, el páncreas se cansa y deja de fabricar la insulina. Como resultado, hace su aparición la diabetes tipo 2, puesto que el cuerpo ya no produce adecuadamente la insulina para procesar la glucosa.
De acuerdo a estudios científicos, la diabetes y la obesidad están relacionados de las siguientes maneras:
Se ha visto que el tener o acumular grasa corporal en la barriga (comparado a tener grasa acumulada en otras partes del cuerpo) hace que las personas aumenten su riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Si una persona tiene la distribución de la grasa en el cuerpo en forma de una manzana (grasas en la barriga), tiene un mayor riesgo que otra con distribución de la grasa en el cuerpo en forma de una pera (grasas en las caderas).
Pero, ¿cómo es que la resistencia a la insulina se desarrolla en personas con obesidad? Los estudios de investigación han encontrado una relación con algunas hormonas que se fabrican en las células grasas. Cuando una persona tiene obesidad, las células grasas producen más de estas hormonas. Sin embargo todavía no se tiene bien claro cómo es que estas hormonas causan resistencia a la insulina.
También se está estudiando por qué las células en el páncreas dejan de funcionar. Probablemente exista un factor genético que, en algunas personas, predisponen a las células del páncreas para que dejen de funcionar.
Se ha observado que la cirugía del bypass gástrico para bajar de peso produce efectos únicos en la diabetes, situación que no se ha visto con la cirugía para bajar de peso llamado de banda gástrica. También se ha notado que, mientras más tiempo una persona tiene la diabetes, menores son las probabilidades de ver una mejora en la diabetes después de realizar la cirugía de reducción de peso.
Hay unas células en el cerebro que, en situaciones normales, son las encargadas de reaccionar a la elevación de la glucosa en la sangre y que mandan señales al cuerpo para que se vuelvan a normalizar. Se ha encontrado que, cuando estas células cerebrales ya no funcionan adecuadamente, dejan de mandar las señales. Los estudios en animales muestran que este defecto de las células aumenta el riesgo de tener diabetes relacionada con la obesidad.
Se está buscando a un gen o genes específicos que vinculen la diabetes con la obesidad.
Toda la investigación en relación a la obesidad y la diabetes es complicada y los investigadores todavía están tratando de encontrar maneras de entender esta conexión. Por ahora lo más importante es saber que existe un fuerte vínculo entre la obesidad y la diabetes tipo 2. Y, si se puede lograr y mantener un peso normal, se puede prevenir o controlar la diabetes tipo 2.
Aunque la conexión entre la diabetes y la obesidad es fuerte, no es absoluta. Existen otros factores que aumentan el riesgo de tener diabetes tipo 2. Aunque no se sabe con exactitud qué es lo que causa la diabetes, sí se sabe que ciertos factores aumentan este riesgo. Como por ejemplo: tener sobrepeso u obesidad, tener antecedentes familiares de diabetes tipo 2, no hacer ejercicio regularmente, la edad (a mayor edad mayor riesgo), tener antecedentes personales de diabetes gestacional.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.