Siempre nos hemos guiado por ciertas normas sobre cómo comportarnos para prevenir la propagación de enfermedades. Incluso, antes de COVID-19, una persona que estornudaba en público recibía un «salud» amigable, ahora más bien da miedo. Después de la cuarentena, la vida transcurrirá a dos metros de distancia entre unos y otros.
Llevamos varias semanas en cuarentena y el COVID-19 ya le ha dado forma al comportamiento de muchos de nosotros. Nos ha obligado a ser menos sociales y a interrumpir nuestros patrones de vida.
La vacuna tardará todavía en llegar, así que nos veremos obligados a reincorporarnos a la sociedad distanciandonos físicamente. Cambiando las formas básicas en la que interactuamos con los demás.
¿Cuál será el impacto a largo plazo de vivir en un mundo con un riesgo elevado de infectarse? ¿Afectará nuestros sentimientos, relaciones, pensamientos, formas de trabajo?
Mientras no haya vacuna contra el coronavirus, todos los cambios de comportamientos que consideramos momentáneos, amenzan volverse más duraderos.
Mientras tanto yo seguiré añorando juntarme con algun amigo o amiga, para tomar un café, charlar de la vida y desnudar el alma.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.