Ingrid Holters: “Fue una experiencia de amor muy bella en mi vida”
(Donante de Riñón)
“A quien doné mi riñón era a una amiga de infancia a quien por mucho tiempo no había frecuentado pero que sí conocía su vida y veía la lucha que ella tenía. Al enterarme de su necesidad sentí ese mover en mi corazón, ni siquiera entendía lo que estaba sintiendo en mí, era una lucha de sentimientos, por un lado el susto de sentir eso y por otro lado ese llamado a hacerlo. Fue una experiencia de amor muy bella en mi vida. Sentí en mi corazón que esta persona especial en mi vida estaba luchando por la vida y hubo algo fuerte en mi interior de poder unirme a su causa, algo más fuerte que yo me llevaba a seguir y a someterme a todas las pruebas que necesitaba. Sentía un fuerte llamado a certificar realmente si esta era la tarea que yo tenía que hacer y todo me iba confirmando con el pasar de los meses de que sí, todo avanzaba para adelante y así fue que lo hice. Soy una fiel creyente que Dios lo mueve todo. Cuando salí de la operación no sentía dolor, era tanta la alegría que tenía de lo que había vivido y más aún escuchar en el quirófano de al lado que los médicos gritaban que el riñón estaba orinando. Eso fue bello, siempre me voy a emocionar, eso fue el donar un órgano por la vida de otro, me llevó a descubrir que vale la pena darse y jugársela por los otros y también entendí lo bello que es la vida cuando vamos aprendiendo a descubrir que lo maravilloso no se toca, que lo grande de la vida no es lo que tenemos y lo que acumulamos sino lo que damos y como que vivo más desprendida, en más libertad y aparte de eso me siento feliz. Miro a mi cicatriz como el recuerdito de una experiencia de amor, no porque yo sea buena sino porque Dios es bueno y te enseña a amar. Siempre que recordamos esta experiencia nos damos cuenta que estábamos envueltas en una nube, era el amor que nos envolvía. Pienso que la experiencia de dar un órgano en vida es un llamado, que el amor de Dios hace en la vida de nosotros, entonces estemos atentos a la voz interior que nos enseña a amar y ese amar nos lleva a servir y a mirar lo que necesita el hermano, la persona que está a nuestro lado. Atreverse a ser esos instrumentos en las manos de Dios que pueden llevar esperanza y vida a tantas personas que están luchando por vivir. No tengamos miedo a aceptar lo que nos toca vivir y acojámoslo con alegría”.
Ingrid Holters, Diseñadora de Moda, donó su riñón a su amiga de la infancia en el año 2009.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.