Es frecuente que las personas inventen excusas sobre por qué no pueden hacer algo o como motivo de no lograr una meta.
Las personas pueden ser increíblemente creativas cuando se trata de pensar en excusas. Con frecuencia las usamos para salir de situaciones que parecen difíciles y desagradables, o algo que nos está causando miedos y ansiedades.
Una de las razones más comunes para poner es el miedo. Miedo a lo desconocido, miedo al fracaso o a cometer un error, miedo a quedar expuesto y vulnerable.
El primer paso para dejar de poner excusas es darte cuenta de que controlas la administración de tu tiempo.
Lo más difícil de las excusas es que tienden a basarse en verdad aparente. Es cierto que llegaste tarde a la reunión porque había mucho tráfico. También es cierto que tu wifi no funcionó la noche en que debías enviar el correo pendiente y es verdad que te falta el tiempo para poder ejercitarte.
Pero, y si sales antes para evitar el trafico y llegar a tiempo; y si no esperas al último momento para enviar el correo pendiente; y si pasas menos tiempo frente a una pantalla y te ejercitas unos minutos….
¿No te gustaría todas las excusas por la oportunidad de tener éxito en tus acciones? Eso es lo que pasa con las excusas. Tan buenas como pueden parecerte, son una señal de que no alcanzaste el objetivo previsto. Por eso es fundamental que descubras cómo dejar de poner excusas para poder avanzar y tener éxito en lo que te propones.
Lo más grave de las excusas es que las repetimos tanto, las contamos tanto que nos logramos convencer de ellas.
Si quieres lograr la felicidad en tu vida y sentirte bien contigo mismo, debes dejar las excusas y comenzar a hacer cosas en su lugar. No importa cuán difíciles puedan parecer en este momento, algunas cosas deben hacerse antes de que sea demasiado tarde.
Ser capaz de asumir la responsabilidad de nuestro comportamiento es esencial si queremos mejorarnos a nosotros mismos, ser más felices, más saludables, más ricos, etc.
Pasa a la acción y acepta tu responsabilidad
Es vital comprender la importancia de la responsabilidad personal, empieza a ser proactivo. Si quieres cambiar, tendrás que hacerlo realidad por ti mismo. Todos los cambios comienzan contigo.
Cada vez que le des tu palabra a alguien, asegúrate de que cuente. Una persona es tan buena como su palabra. Si haces algo mal, discúlpate. Si tu mala elección le costó algo a alguien, ya sea material o emocionalmente, reconoce tu responsabilidad.
¡Tú eliges cómo dejas que las cosas te afecten!
Algo que nadie te puede quitar es tu actitud. Por favor, no seas esa persona. No seas alguien que constantemente se compadece de sí mismo y espera lástima.
No caigas en la creencia de que otras personas tienen algo que ver con tu desgracia. La decisión es tuya y jugar el juego de la culpa no te ayudará a encontrar soluciones a los problemas.
Aprende a encontrar lo positivo en cualquier situación y renuncia a la mentalidad de víctima.
TÚ estás a cargo de lo que sucede en tu vida. Sí, hay personas a tu alrededor que influyen en algunas de las cosas que suceden, pero en última instancia, tu vida = tu propia responsabilidad.
Averigua qué quieres hacer, en qué tipo de persona estás ansioso por convertirte y las mejores formas de lograrlo.
Aprende la importancia de cuidarte. Se tu propio mejor amigo. Cuando sin darte cuenta hagas algo malo, perdónate a ti mismo. ¡Todos cometemos errores!
Y lo principal. Cumple las promesas que te haces.
Comunicadora, Mercadóloga y Estratega Digital. Bloguera compartiendo las lecciones que la vida le enseñó.