Imagine que le cae un líquido ácido a su brazo, inmediatamente arde y duele y lo primero que hace es retirar ese brazo como un mecanismo de defensa, ¿no? Ahora imagine que usted no puede retirar del lugar el brazo y el ácido permanece allí, día y noche, bueno, eso sucede cuando los ácidos del estómago pasan al esófago.
El estómago generalmente produce una gran cantidad de un ácido, llamado ácido clorhídrico. Es por eso que el estómago está forrado por células ya preparadas para ese ambiente ácido, como si estuvieran «blindadas». El estómago necesita tener un ambiente ácido y le explico por qué: cuando uno come una manzana, por más lavada que esté, siempre va tener en la cáscara una cantidad determinada de bacterias, patógenas o no. La acidez estomacal «mata» a la gran mayoría de estos microorganismos que normalmente ingerimos, lo que constituye una importante barrera de defensa contra infecciones.
Las células del esófago, sin embargo, no están «blindadas» y por lo tanto no toleran un ambiente ácido. Entre el esófago y el estómago hay una estructura que impide el paso del contenido ácido del estómago hacia el esófago. En las personas con reflujo, esta estructura “no funciona bien”, de manera que los ácidos del estómago entran al esófago provocando lo que llamamos esofagitis por reflujo.
Cuando las secreciones del estómago vienen con fuerza hacia el esófago, suben hasta cerca de la garganta, donde está la comunicación con las vías respiratorias. Cuando algunas de estas secreciones ácidas entran en contacto con la mucosa respiratoria, desencadenan el reflejo de la tos, que funciona como un mecanismo de defensa, como si el cuerpo estuviese «expulsando» hacia afuera a estas secreciones no deseados que ingresaron a las vías respiratorias. Algunas personas incluso se vuelven más ronca debido al reflujo.
La tos puede ser un síntoma de diversas situaciones. El reflujo es una de ellas. La buena noticia es que hay tratamiento y funcionan muy bien. Sólo que los jarabes para la tos no están indicados en casos de reflujo. Así que hay que estar atentos y ¡siempre evitar la automedicación!

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.