Giovanni Marchetti: “Después del trasplante la vida cambia, es una segunda oportunidad para vivir y hacer bien las cosas”.

Fui diagnosticado con leucemia hace 5 años. Primero hice quimioterapia por 2 años, me dijeron que podría ser necesario en algún momento un trasplante de médula. En una ida a Buenos Aires, fui con las muestras de 3 de mis hermanas para saber si una de ellas era compatible, justamente una de ellas, que vive en España, fue compatible al 100%. Después de 2 años de ‘quimio’ entré en estado de remisión, o sea que la enfermedad estaba dormida, y ya no necesitaba trasplante, fue una gran noticia.

Dos años después, en el 2013, tuve una recaída y sí o sí necesitaba el trasplante. Mi hermana, muy feliz de ser mi donante, tuvo que venirse de España. Sino era ella haya tenido  que buscarme un donante en el mundo y eso significaba plata y tiempo.

Me trasplantaron en la ciudad de Buenos Aires en octubre de 2013. La recuperación fue un poco complicadita, tengo 40 años, así que debí tomar ciertos cuidados. Tuve algunas reacciones pero que son reacciones manejables como  irritación a nivel de la piel, ojos y boca. Las reacciones son esperadas, son hasta buenas, cuando hay reacciones significa que la enfermedad realmente está controlada.

El trasplante ha sido efectivo, las reacciones son como un controlador de la enfermedad. A veces se espera 2 o 3 años, hasta 5 a que reaccione. Hay irritación pero son cosas leves y llevaderas.

Después del trasplante la vida cambia completamente, es una segunda oportunidad de vivir y hacer bien las cosas. Hace 5 años cuando fui diagnosticado, mi hija tenía 4 años y mi hijo 10 meses. Todo este tiempo he estado peleando con las quimioterapias y la enfermedad y quiero recuperar un poco el tiempo con ellos, con la familia con la gente que uno quiere.

Más allá de eso, sigo trabajando y sigo trazando proyectos, para mí cada día es un reto. Organizo campañas para mucha gente con cáncer. Uno de los proyectos es crear un centro de trasplante de médula en Bolivia porque aquí no hay.

Nosotros tenemos la posibilidad de dar vida, de compartir la vida. Yo he visto mucha gente que comienza una nueva vida con un nuevo órgano, tiene una segunda oportunidad de vivir y las personas donantes tienen la oportunidad de dejar parte de ellos en el mundo. Anímense a que una parte de ustedes viva en otra persona y demos alegría y felicidad a toda una familia.