La conducción distraída se define como “operar un vehículo motorizado mientras se realiza cualquier actividad que desvíe la atención de la tarea principal de conducir”. Esas actividades, todas las cuales aumentan dramáticamente las posibilidades de un choque, incluyen comer, fumar e interactuar con los pasajeros. También incluyen el distractor más grande de la actualidad: enviar mensajes de texto o hablar por teléfono celular.
Hay tres partes diferentes de nosotros que están involucradas cuando manejamos: estamos comprometido físicamente, usando las manos y pies para conducir el vehículo; visualmente, estamos manteniendo los ojos en la calle y sus alrededores; y mentalmente, estamos tomando decisiones sobre lo que estamos haciendo. Y podemos perder el control en esas tres áreas cuando estás con el teléfono celular.
La actividad mental en la parte del cerebro que procesa las imágenes en movimiento disminuye en un tercio cuando se usan teléfonos celulares mientras se conduce. Y no, las manos libres no están exentas de riesgos. El solo hecho de hablar por teléfono aleja a nuestro cerebro de concentrarse en manejar.
Si la mano está en el teléfono, no está en el volante. Si los ojos están en la pantalla, no están en el camino. Y si estamos en una conversación telefónica, podemos «mirar» pero no ver que la luz ha cambiado.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.