Estas dos cortas palabras las usamos de manera casual entre amigos, familiares, e incluso conocidos de paso. Es una manera simple de mostrar interés en la vida de alguien sin entrometerse demasiado. Resulta que ahora durante la pandemia de Coronavirus, lo que era una simple expresión, ha adquirido una dimensión diferente.
Esta cuarentena es algo único en la historia de nuestras vidas y tiene un impacto en el bienestar físico y emocional. Ahora cuando preguntamos ¿cómo estas?, verdaderamente nos preocupa cuál podría ser la respuesta, si realmente nos quieren decir cómo están y si estamos dispuesto a escuchar y ayudar.
Este encierro nos esta enseñando a estar quietos y sentirnos. El hecho de sentirse enojado, triste, asustado o preocupado tiene sentido teniendo en cuenta la incertidumbre y la situación de salud y económica de Bolivia y el mundo en este momento. El comportarse como que no pasa nada o negar esos sentimientos no hará que desaparezcan. Se le puede poner una curita por un rato, pero esto es un como una maratón. Esos sentimientos nos alcanzarán a la larga.
Siempre pensé que la vulnerabilidad era un momento de debilidad, pero en este tiempo me he dado cuenta de que también es una fortaleza y hay poder en ella. Es necesario encontrar formas de lidiar con la intensidad de las emociones o las reacciones físicas a ellas.
Algunas ideas de cosas que a mi me funcionan son: hacer ejercicio, respirar profundamente, distraerse con juegos caseros, leer por diversión, escuchar audiolibros o podcasts, escribir mis sentimientos, etc.
Quizá lo que hace falta es añadirle al “¿cómo estas?” el “sos importante para mi” para darle sentido a la pregunta.

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.