Para algunas algunos, tener un infarto es una experiencia transformadora que los marca para siempre, mientras que otros vuelven a fumar tan pronto son dados de alta del hospital.
Hay gente que se despierta una mañana, se mira al espejo y de repente se da cuenta que no está solamente con unos kilos demás, sino más bien con obesidad mórbida y es ese momento todo lo que necesita para comenzar a cambiar. Comienza a contar las calorías, se pesa cada día, comienza a hacer ejercicio y lentamente se transforma a sí misma. Un paciente dejó de fumar cuando su nieto le preguntó por qué fumaba. Esa inocente pregunta fue todo lo que necesitó.
Los griegos tienen una palabra para aquellos momentos que alteran nuestras vidas, ese momento de despertar o iluminación interior, lo llaman epifanía. Pero aunque esos momentos son extraordinarios, las circunstancias que los provocan son frecuentemente desencadenadas por eventos comunes del día a día.
La conducta es la suma de todas las fuerzas que afectan a una persona. Estas fuerzas incluyen nuestra estructura genética, nuestra familia y las circunstancias sociales o culturales en las que vivimos. Para poder hacer cambios positivos es muy importante que establezcamos objetivos y trabajemos activamente para conseguirlos.
¿Qué se necesita para cambiar?
Para realizar cambios positivos en la conducta, hay que querer hacer estos cambios, creer que esto va a mejorar su vida y aprender cuándo y cómo hacer los cambios.
Hay personas que necesitan ser motivadas para cambiar, puesto que cuando se les pregunta que si cuidarían estrictamente de su diabetes, responden “espero que sí…” comparado con quién tiene un compromiso fuerte y que responde “tengo certeza que puedo….” Existe una gran diferencia entre el “creo que puedo” y “yo sé que puedo”.
Feliz día

Endocrinólogo, transplantado renal, columnista de salud, convencido que las palabras y las acciones pueden cambiar el mundo.